Decir adiós a nuestras mascotas: el rol del médico veterinarioRol del Veterinario

Los médicos veterinarios tenemos el privilegio de estar en contacto con seres tan especiales como son los animales. Los que elegimos esta profesión hemos sido capacitados para darles bienestar, previniéndolos de enfermedades y ayudándolos a superar otras, pero también nos llega el momento, en su vejez o en distintas edades, con el dolor que la empatía nos permite, que debemos acompañarlos en su despedida. No sólo a ellos, sino a sus dueños, mejor dicho, a su familia. No hay momento más difícil, cuando ante una enfermedad terminal o un accidente, donde no hay tratamiento posible, debemos darles la penosa noticia. Saber que estamos preparados para aliviar el sufrimiento de nuestros pacientes con la convicción que no hay nada más por hacer nos ayuda a encontrar un lugar de reflexión donde no siempre quisiéramos estar, pues el corazón se nos hace un puño y tememos que nos abandone la entereza. Pero cuando el abrazo infinito llega, y nuestro llanto silencioso logra abrigar el dolor de quienes tanto aman a esos seres, nos sentimos tranquilos al poder ayudar en la forma indicada a que todo termine.

Atravesar estos momentos donde estar entre la vida y la muerte se hace rutina nos hace sentir vulnerables, y es cuando reconocemos que es una profesión que pueden ejercer quienes reciben lengüetazos cuando una mirada los enternece y un rabo no deja de agitarse, quien es capaz de lograr ronroneos y un tierno maullar, que nos revelan una conexión increíble con estas criaturas que nos enseñan a amar, aun a veces, sin ser ellos amados.

Los médicos veterinarios están aún más en contacto con la pérdida de seres queridos para la familia que cualquier otro médico de otra especialidad. Y a no dudar de la conmoción que producen estos momentos límites en ellos, como en todo el sistema familiar. Más allá de las diferencias personales, las cualidades de los veterinarios son la bondad, la compañía, la escucha atenta y la disposición permanente.

Saber acompañar a los dueños en el duelo, aconsejar y brindar la esperanza de una nueva crianza animal, es tarea gloriosa y a veces poco reconocida de los veterinarios que son nuestros compañeros y auxilio en la vida familiar.

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